La jaula se ha cerrado, y nos ha pillado dentro.
A ver quién es el listo que se la juega al carcelero.
La cama ya no es el lugar seguro que era desde que dijiste adiós en ella.
Tinta corrida, posdatas de lágrimas, rejas de recuerdos y tú salvando al mundo, cuando la que necesitaba ser salvada eras tú.
No creer en nada que no te destroce antes, hasta que creíste demasiado.
Tengo miedo de abrir el buzón y encontrar tu letra diciendo adiós.
Al menos, que me pille de cara a la pared, donde nadie pueda entenderlo.
Ni quiera ni pueda, que nunca van unidos, por mucho que te empeñes.
Si no sabes nadar, o te salvan o te ahogas, ¿recuerdas? Y los socorristas siempre tienen un culo más bonito que mirar.
Ahora cada canción tiene un nuevo sentido en ti, y cada letra, una es nostalgia sin tu risa.
Somos las niñas escondidas del mundo sin más miedo que al resto.
360 kilómetros ahora de giros completos, buscándote donde estoy solo yo.
12 horas sin pensar, sin dormir, atrapada entre el vacío y nuestras sombras.
Siempre dijimos que el luto no es negro, sino la ausencia de todo. Por eso siempre llevo algo blanco, para recordar que a la hora de la verdad, nunca hubo nadie a tu lado.
Miedo a que no solo tú me abandones, cobarde.
Y el consuelo de demasiados grados en mis ojos.
A ver quién es el listo que se la juega al carcelero.
La cama ya no es el lugar seguro que era desde que dijiste adiós en ella.
Tinta corrida, posdatas de lágrimas, rejas de recuerdos y tú salvando al mundo, cuando la que necesitaba ser salvada eras tú.
No creer en nada que no te destroce antes, hasta que creíste demasiado.
Tengo miedo de abrir el buzón y encontrar tu letra diciendo adiós.
Al menos, que me pille de cara a la pared, donde nadie pueda entenderlo.
Ni quiera ni pueda, que nunca van unidos, por mucho que te empeñes.
Si no sabes nadar, o te salvan o te ahogas, ¿recuerdas? Y los socorristas siempre tienen un culo más bonito que mirar.
Ahora cada canción tiene un nuevo sentido en ti, y cada letra, una es nostalgia sin tu risa.
Somos las niñas escondidas del mundo sin más miedo que al resto.
360 kilómetros ahora de giros completos, buscándote donde estoy solo yo.
12 horas sin pensar, sin dormir, atrapada entre el vacío y nuestras sombras.
Siempre dijimos que el luto no es negro, sino la ausencia de todo. Por eso siempre llevo algo blanco, para recordar que a la hora de la verdad, nunca hubo nadie a tu lado.
Miedo a que no solo tú me abandones, cobarde.
Y el consuelo de demasiados grados en mis ojos.
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