Nunca nadie me había hecho desear tener seis cuerdas. Quiero sentir sus ideas, que cada nota salga antes de mí que de sus dedos.
Que cuente historias conmigo.
Que rompa corazones y el mío lo proteja con dos mil vidas.
Todas y cada una en las que han vivido esos huesos.
Apenas cubiertos de piel, que arranque la mía en cualquier vis a vis. No prometo no romper a llorar, ni dejar de hacerlo.
Un gato maullando por los tejados de Madrid.
Arropado por todos los cantantes que una vez juraron bajar al infierno en una inmersión de 10 horas al sol.
Conocidos en cada esquina de una ciudad que, dormida, entiende lo que sueña cuando está despierta.
Sueña con fundirse en su magia, entender su manera de retorcer emociones.
Y que baile con las mías.
Y que nunca, nunca, nadie le haga desear tener seis cuerdas si no es para ser acariciada por él.
Que cuente historias conmigo.
Que rompa corazones y el mío lo proteja con dos mil vidas.
Todas y cada una en las que han vivido esos huesos.
Apenas cubiertos de piel, que arranque la mía en cualquier vis a vis. No prometo no romper a llorar, ni dejar de hacerlo.
Un gato maullando por los tejados de Madrid.
Arropado por todos los cantantes que una vez juraron bajar al infierno en una inmersión de 10 horas al sol.
Conocidos en cada esquina de una ciudad que, dormida, entiende lo que sueña cuando está despierta.
Sueña con fundirse en su magia, entender su manera de retorcer emociones.
Y que baile con las mías.
Y que nunca, nunca, nadie le haga desear tener seis cuerdas si no es para ser acariciada por él.
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