A veces pienso en otra dimensión, en una sin cuchillos. En la que la mancha que dejan tus demonios no decore el cuerpo de los míos.
Y no dependa de mi ambición, ni tu caos.
Una realidad en la que la suerte no sea más que una metáfora del trébol, como la de las flores y la libertad de X.
Da igual que lo sepas, hoy he vuelto a casa pensando en aquel par de segundos en los que estuvimos en el mismo lugar, tan cerca que el puente entre lo que no somos y lo que podríamos haber sido estalló entre mis costillas.
Un ejército de tuertos se ha enamorado de mis miedos de tanto mirarlos, y ahora me siguen a dónde quiera repartir mis semillas de suerte. De mala. De golpes.
No me pidas perdón, mis pecados aún pueden enamorarse de los tuyos.
El sueño de ser se ha dormido, a ver quién despierta al dragón.
Te espero en la barra, ponme lo de siempre y huye conmigo. Tú tampoco quieres sentir.
Aquí no hay beso, solo química.
Y no dependa de mi ambición, ni tu caos.
Una realidad en la que la suerte no sea más que una metáfora del trébol, como la de las flores y la libertad de X.
Da igual que lo sepas, hoy he vuelto a casa pensando en aquel par de segundos en los que estuvimos en el mismo lugar, tan cerca que el puente entre lo que no somos y lo que podríamos haber sido estalló entre mis costillas.
Un ejército de tuertos se ha enamorado de mis miedos de tanto mirarlos, y ahora me siguen a dónde quiera repartir mis semillas de suerte. De mala. De golpes.
No me pidas perdón, mis pecados aún pueden enamorarse de los tuyos.
El sueño de ser se ha dormido, a ver quién despierta al dragón.
Te espero en la barra, ponme lo de siempre y huye conmigo. Tú tampoco quieres sentir.
Aquí no hay beso, solo química.
Comentarios
Publicar un comentario